Arte joven en Argentina: entre beats, pixeles y protesta

 

Abril 2025 – En las calles de Buenos Aires, en las stories de Instagram o en un NFT de edición limitada: el arte joven argentino está más vivo que nunca. Atravesado por el pulso de lo digital, el ruido de los sintetizadores y el latido político de una generación que no se calla, el nuevo arte urbano se planta como una de las expresiones más potentes del momento.

El fenómeno no es nuevo, pero sí mutante. Lo que alguna vez fue graffiti, freestyle y galería alternativa hoy se fusiona con realidad aumentada, videojuegos independientes y fiestas electrónicas con visuales generativas que explotan en Twitch o TikTok. ¿El resultado? Una escena tan caótica como creativa, que no busca validación académica sino conexión real con su comunidad.

Del under al algoritmo

Plataformas como Behance, Instagram y sobre todo TikTok han sido clave para visibilizar a ilustradores, VJ's y músicos que no entran en el circuito cultural tradicional. Desde animaciones 3D con estética de glitchcore hasta murales que cobran vida con filtros de realidad aumentada, el arte joven argentino encontró su terreno fértil en el scroll infinito.

Uno de los casos del momento es el de @canibalvisual, un colectivo de diseñadores y programadores que mezcla arte digital, música ambient y datos reales para generar piezas en vivo. El último mes llenaron tres fechas en un galpón de Chacarita con su “experiencia inmersiva” sobre cambio climático y ansiedad post-pandemia. La entrada se compraba con cripto o por QR, y lo que pasó adentro fue puro futuro: mapping 360°, beats etéreos y poesía recitada por inteligencia artificial.

Lo urbano como lenguaje

El trap y la electrónica siguen marcando el ritmo. Pero ahora, más que géneros, son territorios creativos donde conviven tatuadores, beatmakers, artistas digitales, streamers y hasta skaters reconvertidos en realizadores audiovisuales. En Palermo, Colegiales o Rosario, se multiplican los “anti-centros culturales”: espacios autogestionados donde se mezclan jam de música electrónica, exhibiciones NFT, sesiones de gaming y hasta tattoo flash days.

Algunos nombres para seguir de cerca:

  • Matilde Remix, visualista que combina arte digital y feminismo en shows en vivo.

  • D3SYR, un beatmaker que produce desde Córdoba y lanza sus tracks como experiencias interactivas.

  • La Sala Azul, espacio en Mar del Plata que combina raves, visuales generativas y talleres de arte AI.

  • Paniko3D, streamer/artista que hace modelado 3D en vivo mientras responde preguntas en Twitch.

Del gaming a las galerías (y de nuevo al gaming)

El cruce con el mundo gamer es cada vez más directo. Muchos artistas están desarrollando sus obras como mods dentro de videojuegos clásicos o lanzan sus propias experiencias interactivas en itch.io. Hay también una movida creciente de “game art” en eventos como la Bienal Arte Joven o las ediciones locales de Mutek y +CODE.

La gran novedad de este año es que varios artistas argentinos estarán participando en la Game Art Latin Fest, un nuevo festival online con curaduría internacional que se celebrará en mayo y que incluirá obras digitales con estética pixel art, propuestas de diseño sonoro inmersivo y VR storytelling.

Una generación que crea su propio idioma

Lejos de esperar el reconocimiento institucional, el arte joven en Argentina se mueve rápido, colaborativo y nómade. Crea lo que necesita y lo comparte donde puede: en una story de 15 segundos, en un set de Twitch, en una carpeta compartida o en una rave que arranca a la medianoche.

No todo es perfecto, claro: la precariedad, la falta de financiamiento estable y la constante necesidad de “autogestionar todo” siguen siendo moneda corriente. Pero eso no detiene a esta generación que entiende el arte como algo expandido, vivo y en constante mutación.

En 2025, el arte joven argentino no pide permiso: hace, comparte y se reinventa en tiempo real.

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